Por fe comprendemos que Dios hizo el universo con Su palabra, por eso sabemos que las palabras tiene poder porque vienen de nuestros pensamientos. Son capaces de crear o destruir, de sanar o enfermar, propiciar la paz o la guerra y darnos amigos o enemigos. Dios es poderoso y constantemente vemos muestras de ello. Como hijos de Dios estamos llamados a renovar nuestra forma de pensar, y no dejarnos guiar por el molde de este mundo, debemos convencernos de que no hay palabras para describir Su poder que es capaz de hacer mucho más de lo que entendemos y pensamos. Por eso es importante que pensemos que nuestro Dios le da la victoria a quienes confían en Sus promesas y en las capacidades que les ha dado para salir adelante. Nuestros pensamientos son importantes, nadie puede salir adelante con una “pobreza mental”. Cuando amamos a Dios con nuestra mente entendemos no solo tener una mente limpia, sino también PRODUCTIVA
Por eso es importante no llenar nuestra cabeza de pensamientos de fracaso y pecado, sino que llenemos nuestra mente y corazón de fe, no de duda, ni de temor o cuestionamiento. Todos tenemos una medida de fe diferente y podemos incrementarla. Activemos nuestra fe y pensemos en las promesas de Dios para nosotros.
Perseveremos cada día en Sus pensamientos y no desconfiemos nunca de Dios. El enemigo tratará de ponernos pensamientos para que nos alejemos de la comunión con Dios, para que dejemos la iglesia, para que dejemos de leer la palabra, para que vivamos en el mundo de la amargura y no podamos disfrutar la vida que Dios nos da.
Aunque lo que anhelamos no venga en el momento que deseamos, no nos desesperemos ni permitamos que la desconfianza entre en nuestro corazón, porque esa duda nos robará la paz. Dios sólo puede guardar en completa paz a quienes siempre piensan bien de Él aunque la circunstancia sea adversa. El Señor no puede bendecir al de doble ánimo que un día piensa una cosa y otro día cambia de parecer. Entonces cuando el enemigo quiera llenar nuestra mente con malos pensamientos "el no puedo y la incredulidad", dice la Palabra de Dios que derribemos todo argumento de maldad y serán destruidos.
Debemos de sujetar nuestros pensamientos al Señorío de Cristo porque “todo es posible al que cree” y somos mas que vencedores en Cristo Jesús y nunca olvidar que fuimos comprados a precio de la sangre preciosa de Cristo. Decidamos hoy a disciplinar nuestra mente para que piense bien, como hijos de Dios.
La Biblia nos dice en Salmos 139: 17 dice sobre los pensamientos de Dios:
"¡Cuán preciosos me son, oh Dios, tus pensamientos! ¡Cuán grande es la suma de ellos! Si los enumero, se multiplican más que la arena; Despierto, y aún estoy contigo!".
Filipenses 4:8 nos aconseja lo que debemos pensar:
"Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad"
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