Muchos sabemos que Dios existe, como hijos de Dios oramos y le hablamos sobre nuestras necesidades, pero muchas veces no hemos experimentado esa relación personal íntima con Dios.
Cuando las cosas andan bien podemos correr a sus brazos, cuando las cosas andan mal podemos correr a sus brazos, en Él siempre encontraremos nuevas fuerzas, en Él siempre hay esperanza, y lo que podamos estar viviendo hoy solo es temporal, no tiene comparación con lo que estaremos viviendo después, sabiendo que Él esta con nosotros porque Él esta en mí y en ti.
Cuando las cosas andan bien podemos correr a sus brazos, cuando las cosas andan mal podemos correr a sus brazos, en Él siempre encontraremos nuevas fuerzas, en Él siempre hay esperanza, y lo que podamos estar viviendo hoy solo es temporal, no tiene comparación con lo que estaremos viviendo después, sabiendo que Él esta con nosotros porque Él esta en mí y en ti.
Muchos amamos a Dios solo en tiempos de abundancia, pero nos quejamos de El cuando estos no están ahí, no nos damos cuenta de que desconocemos a Dios, solo conocemos sus beneficios, pero no a Dios, y no estamos muchas veces interesados en Aquel del cual provienen esos beneficios de los que disfrutamos cada día.
La Biblia nos dice : "De oídas lo había oído, mas ahora mis ojos lo ven" Lo podemos ver con los ojos de la fe, esa fe que de Él recibimos. A veces solo conocemos a un Dios que solo le oímos en la iglesia el domingo, pero como hijos de Dios no estamos dispuestos a experimentar a Dios, decimos amarle, pero en realidad estamos mas enamorados de lo que El puede hacer por nosotros que de Dios mismo, ¿por qué?, porque es mas fácil y mas cómodo, simplemente por eso.
En qué circunstancia hemos conocido al Señor? al Dios que sana, al que liberta, al que provee, al que restaura, al que salva, al que protege, al que fortalece, al que enamora… En cuál de ellas quizá solo de oídas lo hemos oído. A pesar que no estemos en nuestro mejor etapa, sea cual sea, que nuestras expectativas en Dios no disminuyan sino se mantengan los más alto posible, y aún las más altas se verán sobrepasadas porque para que Dios obre no necesita nuestros recursos ni capacidades sino solamente que estemos dispuestos a creerle a Él y su poder se Glorificará en nosotros.
Decidamos reconocer a Dios como el GRAN YO SOY, y en cualquier situación que nos encontremos: si es enfermedad, veremos la sanidad, si es deuda, veremos su provisión, si nos sentimos débiles veremos su fortaleza, si es tristeza El cambia nuestro lamento en baile, si es angustia nos da paz, si es temor El nos da de su perfecto amor. Dios siempre está allí con nosotros pronto veremos su gloria.